Agricultura. "Hay un exceso de oferta": la cosecha de papa sin precedentes presiona los precios a la baja.

¡No deberían faltar patatas para las tradicionales raclettes y tartiflettes de invierno! 2025 se perfila como un año excepcional para la producción de patata. En Francia, la producción podría alcanzar los 8,5 millones de toneladas, o 900.000 toneladas más que el año pasado, según la Unión Nacional de Productores de Patata ( UNPT ). Este incremento se debe principalmente a un aumento significativo de la superficie dedicada a la producción de patatas de conservación (+10,3 % en un año).
Según estimaciones de la UNPT y del Comité Nacional Interprofesional de la Papa (CNIPT), se prevé que la superficie francesa dedicada a la producción de papa de consumo alcance las 197.000 hectáreas en 2025. Todas las regiones están viendo aumentar sus superficies, con la excepción de Alsacia (-12%) y la región de Ródano-Alpes (-1%). Según la UNPT, esto se debe principalmente a la llegada de nuevos productores al mercado, atraídos por un sector más estable que los sectores de los cereales y la remolacha, que atraviesan graves dificultades. Sin embargo, para los productores, la apuesta no siempre es ganadora. Este cuello de botella en el mercado perjudica al sector. «Tenemos una crisis de suministro, excesiva, y una demanda industrial, que se está debilitando», observa Alain Dequeker, Secretario General de la UNPT.
Precios en caídaEn Francia, las patatas de conservación representan casi la totalidad de la producción. Su mercado se divide en dos tipos de salida: las que se consumen frescas, que se pueden adquirir en las tiendas de los supermercados, y las destinadas a la transformación industrial, que se utilizan para producir patatas fritas, patatas fritas o puré de patatas . «Buena parte de estos productos se comprometieron contractualmente con anterioridad, lo que significa que el productor recibe una remuneración vinculada a estos compromisos contractuales, que cubre un coste de producción y un margen. En esta parte de la producción, las consecuencias para el productor se reducen», explica Francisco Moya, administrador y expresidente del Comité Nacional Interprofesional de la Patata (CNIPT).
Las dificultades afectan a los productores que no han firmado un contrato (alrededor del 20% del volumen adquirido por la industria) o a aquellos que han producido más de lo estipulado en su contrato. Deben entonces vender sus existencias en un mercado libre, donde los precios están sufriendo una fuerte caída. «En un contexto de mercado congestionado, existen pocas salidas para este tipo de producto», enfatiza Francisco Moya. «El riesgo es que, dada la gran oferta y las transacciones en el mercado libre, las salidas que se podrían ofrecer serían a precios tan bajos que costaría más cosechar las patatas que comercializarlas», continúa. Actualmente, el precio de la patata puede negociarse entre 5 y 15 euros por tonelada. Sin embargo, el coste de producción es mucho mayor, según la UNPT.
Un producto que siempre es popularSin embargo, la temporada de cosecha no ha terminado, y la producción podría ser menor de lo esperado si se producen ciertos fenómenos meteorológicos. "Hemos tenido temporadas en las que nos hemos dado por vencidos, y en marzo, abril y mayo los precios vuelven a subir porque la calidad de lo que hay en el mercado no cumple con las expectativas", recuerda Francisco Moya.
El especialista no ve en la situación actual la definición de un mercado en crisis, sino más bien la de un mercado con un exceso de oferta y con una oferta significativa. Porque la patata sigue siendo un producto que atrae a los consumidores: «Es un producto que sigue siendo popular, ya sea fresco, procesado o en platos preparados», insiste Francisco Moya.
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